La mejor forma de visitar a un optometrista, como en cualquier otra rama sanitaria, es de forma preventiva. En este caso, se suelen programar visitas anuales, y si se detecta algún problema, se programaran con menor espacio de tiempo según el criterio del optometrista
La mejor forma de visitar a un optometrista, como en cualquier otra rama sanitaria, es de forma preventiva. En este caso, se suelen programar visitas anuales, y si se detecta algún problema, se programaran con menor espacio de tiempo según el criterio del optometrista. Por edades, las visitas pediátricas son más frecuentes que las de adultos, ya que en las edades tempranas el sistema visual está en pleno desarrollo madurativo, y es susceptible de más cambios en menos tiempo.
Sin embargo, en ocasiones aparecen síntomas en los pacientes, que requieren un exploración fuera de la pautada normalmente. Un paciente debe acudir al optometrista cuando presenta:
- Visión borrosa.
- Dificultad para enfocar objetos, tanto en visión lejana como en visión próxima.
- Dolor persistente dentro o alrededor de los ojos.
- Ojos rojos, sensación de ardor, lagrimeo o secreción.
- Dolor de cabeza después de forzar la vista.
- Visión doble o diplopía.
- Diferencias de agudeza visual al tapar un ojo u otro.
- Niños en edad escolar que presenten bajo nivel académico.
- Estrabismo.
- Antecedentes de problemas visuales en la familia, ya que estos pueden ser hereditarios.
- En general, cuando surja alguna duda relacionada con los ojos o la visión, ya que de esta forma se obtienen respuestas basadas en la evidencia científica y no en leyendas urbanas sin fundamento.