Bien para empezar debemos saber la importancia que tienen las revisiones visuales en niños, la visión es unos de los sentidos más inmaduros con los que nacemos, de echo la visión requiere un proceso de aprendizaje, el niño tiene que aprender y desarrollar las destrezas necesarias para poder enfocar, para mover los dos ojos de forma precisa y coordinada para enfocar los objetos.
De hecho, el recién nacido pasa de tener una visión muy deficiente cuando nace, ya que no percibe objetos a más de 20-25 cm y no es capaz de ver los colores porque sus fotorreceptores (conos) todavía no están desarrollados, a tener (si se ha progresado con normalidad) una visión binocular en la que ambos ojos trabajan al unísono para proporcionar una visión estable y eficiente, sobre los 5-6 meses.
El problema está en que todavía no tenemos un protocolo pediátrico en la Sanidad Publica en el cual se les hagan revisiones a los niños desde el año, normalmente se hacen a los cuatro años y no por especialistas, ya que las consultas están saturadas y hoy por hoy no se cuenta en todos los centros con un Optometrista pediátrico para descartar posibles problemas visuales. Esto por desgracia conlleva a que nos encontremos muchos niños de 6-7 años con problemas visuales bien sean ambliopías, defectos refractivos que han pasado desapercibidos, problemas de fijación o de convergencia…
Cuando un niño nos llega a la consulta creo que una de las cosas más importantes que hay que hacer es escuchar al niño, cuantas veces nos ha pasado que preguntamos al niño como ve y es la madre/padre o acompañante el que habla y habla, nos da toda la explicación y el niño mientras tanto sin decir nada o que cuando el niño habla no diga nada de lo que sus padres se quejan porque para él eso no es lo importante y te diga que cuando juega al futbol a veces le desaparece el balón o que las letras le bailan cuando lee, con niños siempre tendremos que ponernos en su lugar e intentar que nos vea no solo como otro profesional de bata más, si no como a alguien que le va a ayudar con los problemas de sus ojos.
Sí que es verdad que cada niño es un mundo y que muchas veces los adultos tendemos a pensar que se queja porque no quiere hacer los deberes o porque a su amigit@ le han puesto gafas y entonces también quiere otras, pero la verdad es que esos son los menos, la mayoría de las veces hay un problema de fondo en el que habrá que indagar, sí que es cierto que cuando nos ponemos a investigar y hacer pruebas que si el cover-test, seguimientos, sacádicos, cil cruzados, ARN ARP, estéreo…los niños acaban que ya no saben ni lo que se les está pidiendo, por eso siempre tendremos que tener mucha paciencia ante todo e intentar que el niño se divierta, o al menos no se aburra como una ostra, porque si no ya sabes que las respuestas serán al azar y deprisa para terminar cuanto antes.
Como conclusión podríamos decir que, cuando tengamos un niño en nuestra consulta lo más importante es escucharlo e intentar relacionar lo que ellos te cuentan con un posible problema visual, armarse de paciencia y hacer que el niño se encuentre cómodo y se lo pase bien, porque si os ven relajados y cómodos no habrá respuestas falsas o consultas tediosas en las que ambos estáis deseando terminar yo siempre que termino una consulta con un niño acabo preguntándome quien se lo pasa mejor si ellos o yo.
Conchi Morcillo López, DOO
Asociada nº 727