La causa más habitual del edema macular está asociada a la diabetes, los vasos sanguíneos de los diabéticos suelen ser frágiles y pueden perder líquido y sangrar. El edema macular diabético se clasifica en focal y difuso. El focal está ocasionado por focos de anormalidades vasculares, microaneurismas, con una permeabilidad vascular anormal, y el difuso se caracteriza por capilares retinianos dilatados.
Toda cirugía ocular puede aumentar el riesgo del edema macular, debido a una irritación de los vasos sanguíneos que puede ocasionar perdida de fluidos; siendo la cirugía de cataratas la más común, también se puede desarrollar un edema macular denominado edema macular quístico (EMQ). Se diferencian dos tipos: edema macular quístico agudo, de duración inferior a cuatro meses que generalmente se resuelve espontáneamente, y el edema macular quístico crónico, persiste más de cuatro meses. El tratamiento del EMQ son antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
Otras causas del edema macular pueden ser: la degeneración macular senil, uveítis, obstrucción de las venas pequeñas de la retina, traumatismo ocular, efectos secundarios de medicamentos, tumores oculares y patologías genéticas, como la distrofia macular.